La tirosina es un aminoácido aromático no esencial que el organismo puede sintetizar de forma endógena a partir de la fenilalanina. También se encuentra en alimentos ricos en proteínas como carne, pescado, huevos y productos lácteos. Su papel en el organismo es polifuncional y va más allá de la simple participación en la síntesis proteica.
Precursor hormonal y neurológico
La tirosina es fundamental para la síntesis de las hormonas tiroideas (T3 y T4), esenciales en la regulación del metabolismo basal, el crecimiento, la termorregulación y la función de múltiples tejidos. Además, participa en la producción de melanina, el pigmento responsable de la coloración de la piel, el cabello y los ojos.
En el sistema nervioso, la tirosina cruza con facilidad la barrera hematoencefálica y actúa como precursor inmediato de neurotransmisores catecolaminérgicos: dopamina, noradrenalina y adrenalina. Estas catecolaminas intervienen en funciones cognitivas como el estado de alerta, la atención, la memoria de trabajo y el control del estrés.
Estrés, neurotransmisores y adaptación cognitiva
Durante condiciones de estrés físico o psicológico, el cuerpo incrementa la demanda de catecolaminas. Estudios recientes han demostrado que la tirosina puede atenuar la depleción de noradrenalina inducida por el estrés, ayudando a preservar el rendimiento cognitivo, la memoria operativa y la toma de decisiones bajo presión.
Una revisión sistemática de 2024 subraya que la suplementación con tirosina puede ser especialmente útil en contextos de alta carga cognitiva, turnos de trabajo prolongados, privación de sueño y estrés ambiental. La evidencia apunta a un beneficio en tareas que implican procesamiento de información, memoria a corto plazo y vigilancia sostenida.
En un ensayo controlado aleatorizado en mujeres jóvenes sometidas a estrés agudo, la suplementación con tirosina mejoró significativamente el rendimiento en pruebas de memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva, sugiriendo su utilidad como estrategia no farmacológica para la optimización del rendimiento mental en situaciones demandantes.
Privación de sueño y estado de alerta
En condiciones de restricción del sueño, la tirosina también ha demostrado efectos beneficiosos. Un estudio en personal militar privado de sueño encontró que una sola dosis de 150 mg/kg de tirosina mejoró el estado de alerta y el rendimiento durante al menos tres horas, comparado con placebo. Este efecto parece estar mediado por su acción sobre la síntesis de catecolaminas en el sistema nervioso central, contrarrestando la fatiga mental y la somnolencia.
Limitaciones en el rendimiento físico de la tirosina
A pesar de su popularidad como ingrediente en suplementos preentrenamiento, los beneficios de la tirosina sobre el rendimiento físico no están claramente demostrados. La literatura científica indica que, en ausencia de factores estresantes, la tirosina no mejora la fuerza, la resistencia ni la composición corporal. Sin embargo, puede resultar útil en entrenamientos realizados bajo fatiga acumulada, estrés psicosocial o privación de sueño.
Estado de ánimo y salud mental
Se ha planteado la hipótesis de que la tirosina podría ser útil en el tratamiento de la depresión, al favorecer la síntesis de neurotransmisores. No obstante, los estudios clínicos no han demostrado eficacia en personas con depresión mayor sin déficits previos de catecolaminas. Solo en perfiles con bajos niveles de dopamina, noradrenalina o adrenalina, podría existir una mejora sintomática, aunque limitada y no comparable a la obtenida con tratamientos farmacológicos específicos.
Formas y dosis
La tirosina está disponible en dos formas: L-tirosina (forma libre) y N-acetil-L-tirosina (NALT). Aunque la forma acetilada presenta mayor solubilidad en agua, su conversión a tirosina activa es menos eficiente, por lo que requiere dosis mayores para alcanzar efectos comparables. La forma libre es la más utilizada en ensayos clínicos.
Las dosis efectivas descritas en la literatura oscilan entre 100 y 150 mg/kg de peso corporal, particularmente en contextos de estrés o privación de sueño. En aplicaciones deportivas o cognitivas generales, se suelen emplear entre 500 mg y 2 g, 30-60 minutos antes de la actividad.
Seguridad y contraindicaciones
La tirosina se considera segura en la mayoría de los adultos sanos a dosis moderadas. Sin embargo, puede provocar efectos adversos como molestias gastrointestinales si se supera la dosis recomendada. Además, puede interaccionar con inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) y no está indicada en personas con hipertensión, enfermedad tiroidea activa (especialmente hipertiroidismo) o tratamiento con levodopa.
Referencias
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