La vitamina B12, también conocida como cobalamina, es una vitamina hidrosoluble esencial para la formación de glóbulos rojos, la síntesis de ADN, el metabolismo energético y el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Participa activamente en la conversión de grasas y proteínas en energía, así como en la degradación de los carbohidratos.
A diferencia de otras vitaminas, la B12 no se produce en alimentos de forma directa, sino que es sintetizada por bacterias. Su presencia en productos animales (carnes, pescados, huevos, lácteos) se debe a la simbiosis con bacterias presentes en el intestino de los animales (rumiantes o peces) o a la suplementación del pienso con cobalamina. También se encuentra en alimentos fortificados, especialmente relevantes en dietas veganas.
Factores de riesgo y causas de deficiencia de B12
Las personas con mayor riesgo de desarrollar una deficiencia de vitamina B12 incluyen:
- Personas mayores (por hipoclorhidria o atrofia gástrica).
- Vegetarianos y veganos estrictos.
- Pacientes con alteraciones gastrointestinales (enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, cirugía bariátrica).
- Usuarios crónicos de ciertos fármacos como la metformina, inhibidores de bomba de protones (IBP) o antiácidos.
- Personas con disfunción inmune o consumo elevado de alcohol.
Manifestaciones clínicas de la deficiencia
El déficit de B12 puede ser difícil de diagnosticar, ya que comparte síntomas con la deficiencia de folato (vitamina B9) y en ocasiones, una deficiencia de B12 puede secundariamente reducir los niveles de folato.
Entre los signos más característicos se encuentran:
- Anemia megaloblástica: presencia de macrocitos (glóbulos rojos grandes y frágiles), con síntomas como piel pálida, ictericia, debilidad, disnea y mareos.
- Neuropatía periférica: por déficit en la síntesis de mielina. Puede manifestarse como parestesias, entumecimiento, pérdida de coordinación, ataxia, deterioro visual (neuropatía óptica).
- Síntomas neuropsiquiátricos: depresión, irritabilidad, deterioro cognitivo, cambios de humor e incluso demencia.
- Glositis, úlceras bucales y lengua edematosa y enrojecida.
Exceso y efectos adversos
Aunque es hidrosoluble y en general se elimina con facilidad, la suplementación excesiva puede generar efectos secundarios como:
- Eritema facial, acné, rash cutáneo.
- Hipertensión, aumento de la volemia y eritrocitosis.
- Náuseas, diarrea, disuria, cambios en el color de la orina.
- Hipopotasemia, crisis de gota o reacciones alérgicas.
Vitamina B9: folato vs ácido fólico
El folato es la forma natural de la vitamina B9, presente en vegetales de hoja verde, cítricos, legumbres y aguacate. El ácido fólico, en cambio, es la forma sintética usada en suplementos y fortificación, cuya conversión en su forma activa (5-MTHF) depende de la actividad de la enzima MTHFR, que puede estar comprometida en algunas personas.
El folato es esencial en:
- La división celular, síntesis de ADN y producción de eritrocitos.
- La prevención de defectos del tubo neural en el embarazo.
- La regulación de la homocisteína (aminoácido cuyo exceso se asocia a riesgo cardiovascular y neurodegenerativo).
- La prevención de ciertos tipos de cáncer y deterioro cognitivo.
La deficiencia de folato, al igual que la de B12, puede generar anemia megaloblástica y síntomas neurológicos, aunque los trastornos neurológicos son más característicos de la carencia de B12.
Relación con el rendimiento deportivo
Si bien no existe evidencia que sugiera que el ejercicio físico aumente los requerimientos diarios de vitamina B12 o folato, una deficiencia de estas vitaminas sí puede comprometer el rendimiento deportivo, especialmente por su papel en la oxigenación muscular y la producción de energía. En atletas con deficiencias, puede observarse una reducción de la capacidad aeróbica, fatiga, menor tolerancia al ejercicio y recuperación más lenta.
En deportistas veganos o vegetarianos, el riesgo de déficit es mayor si no se consumen alimentos fortificados o suplementos adecuados. Las fuentes vegetales de B12 como ciertas algas (espirulina o chlorella) contienen análogos inactivos (pseudovitaminas), que pueden interferir con la absorción de la B12 activa. Por ello, se recomienda la suplementación con cianocobalamina o metilcobalamina, formas activas y biodisponibles.
Además, es importante destacar que la suplementación simultánea con vitamina C en altas dosis puede reducir la biodisponibilidad de la vitamina B12 en los alimentos, aumentando el riesgo de déficit.
Consideraciones finales
- Las dietas basadas en productos animales, ricas en proteínas de alta calidad, cubren con facilidad las necesidades de B12 y del complejo B en general.
- Las deficiencias son más comunes en personas mayores, vegetarianos, pacientes con alteraciones gastrointestinales o tratamientos farmacológicos prolongados.
- La identificación precoz y la intervención mediante dieta o suplementación adecuada son claves para evitar complicaciones hematológicas, neurológicas y cognitivas.
Referencias
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