Con el tiempo aprendemos que un amor no nos quita la libertad, sino que nos da alas. Aprendemos a aceptar nuestros errores, a asimilar y corregir los fallos sin cargar a los demás con ellos, como si fueran una mochila llena de piedras cuesta arriba.
Aprender a soltar sin perder la libertad
Aprendemos a medir las palabras, incluso los sentimientos, para no herir. A veces, también aprendemos a callar para no hacer daño.
El valor de equivocarse y seguir creciendo
Con el tiempo comprendemos que debemos construir los caminos del hoy, porque el terreno de mañana es demasiado incierto como para hacer planes, y al pasado no hay regreso… en muchas ocasiones, ojalá lo hubiera.
Fortalecerse en los momentos difíciles
Aprendemos que es en los peores momentos cuando uno descubre que lucha solo, y es ahí donde nace la verdadera fortaleza y el valor para afrontar lo que venga.
El amor maduro y la compañía consciente
Entendemos que el amor no es sexo y que no puede controlarse. Que no es lo mismo decir “te adoro” camuflando un “te quiero”, y que tampoco lo es confundir el cariño con la rutina, ni un “eres mi todo” con acabar siendo nada.
Lo que realmente significa acompañar
Uno aprende que la compañía no garantiza seguridad, que hay personas que necesitan constantes dosis de afecto, o que arrastran la necesidad de ser protegidas. Que dos suman más que uno solo cuando ambos trabajan en equipo, codo con codo.
El tiempo como maestro
Aprendemos que el tiempo pone a cada cosa y a cada persona en su sitio. Que las oportunidades llegan cuando menos lo esperas, aunque no estés, ni quieras estar preparado. Pero que, aun así, hay que saber reaccionar y no dejarlas escapar.
Comprendemos que los milagros a veces aparecen justo cuando ya has perdido la fe, y que los sentimientos no son manipulables por mucho que intentes controlarlos.
Con el tiempo descubrimos que la felicidad está en el camino que nos lleva hacia nuestros objetivos, en la ilusión, en la esperanza… pero también que se necesitan fe, determinación y acción para alcanzarlos.
«El tiempo no borra, enseña. No quita, coloca. Cuando lo entiendes, aprendes a vivir sin miedo a perder.»
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