Culturismo natural: cuando no hay trampas, todo importa. En un mundo donde la inmediatez, los caminos rápidos, las facilidades artificiales y la estética de farmacología se han normalizado, hablar de culturismo natural no es solo un acto de resistencia, sino una declaración incómoda, que crea ampollas y sienta mal. Porque confronta directamente todo lo que hoy se celebra: resultados en tiempo record, físicos imposibles y métodos que ignoran la salud en nombre de la apariencia.
Levantar la voz en medio de ese entorno no es fácil. tanto ser natural, como no serlo, es una elección personal; pero no es solo una etiqueta, sino una estructura de decisiones. Implica entender que, cuando no hay dopaje que maquille ni sustituya procesos, todo importa, todo cuenta y todo suma: una nutrición adecuada, un entrenamiento coherente, una recuperación eficiente, el descanso, la etapa vital, la genética, el ciclo hormonal. Cada variable tiene peso real (Hackney, 2020).
Y eso exige más que sacrificio. Exige conciencia, ciencia y honestidad.
Cuando el volumen clásico no tiene sentido sin farmacología
Uno de los grandes errores dentro del culturismo natural es intentar replicar estrategias nacidas en contextos de farmacología, donde se facilita todo: crecimiento acelerado (envejecimiento también), recuperación casi inmediata, mantenimiento y mejora muscular incluso en déficits extremos.
El clásico “volumen” con superávit descontrolado, comiendo de todo sin medida, seguido de fases de definición extremadamente restrictivas, puede tener sentido cuando el entorno hormonal está manipulado (Slater & Phillips, 2011).
Pero en un cuerpo natural, simplemente no funciona.
Y especialmente en mujeres, estas prácticas no solo son ineficientes, son destructivas: alteraciones tiroideas, pérdida del ciclo menstrual, fatiga crónica, baja disponibilidad energética, daño metabólico, disfunciones hormonales e incluso riesgo de infertilidad (Mountjoy et al., 2018; Melin et al., 2015).
El culturismo natural es otra vía: más lenta, más real, más profunda
Este enfoque exige más paciencia, más conciencia, más progresión real, y, sobre todo, un cuerpo que responde a estímulos naturales. No puedes planificar como si usaras ayudas químicas. Necesitas integrar hábitos sostenibles, evitar agresiones metabólicas, y proteger el entorno hormonal, especialmente en mujeres (De Souza et al., 2021).
Sin farmacología, no hay truco: cada adaptación depende de lo que haces día a día. No se puede construir músculo sin estímulo, ni mantener masa sin energía suficiente, ni regular hormonas si no hay descanso. El cuerpo natural es sincero.
El cuerpo femenino no está diseñado para la agresión
La pérdida del ciclo menstrual, el acné androgénico, la caída del cabello, la infertilidad, el insomnio o la ansiedad no son “efectos secundarios del fitness”, sino signos de alteración endocrina y baja disponibilidad energética (Tenforde & Barrack, 2016).
Y muchas veces, estos protocolos se venden como normales en el mundo competitivo; pero no lo son. Además, el dopaje femenino se ha relacionado con fallos en la maduración folicular, pérdida de reserva ovárica y menopausia precoz, incluso en mujeres jóvenes (Elliot-Sale et al., 2021).
No existe el dopaje “suave”
Si altera tus hormonas, si aparece en la lista de la WADA, es dopaje (World Anti-Doping Agency, 2024).
Neurobiología del dopaje…el peligro de la adicción
El dopaje no solo altera la fisiología, también modifica profundamente los circuitos de recompensa y motivación del cerebro.
Cuando introduces sustancias que amplifican el anabolismo, aumentan la agresividad o reducen la fatiga, no solo obtienes más resultados: cambias la forma en la que tu cerebro valora el proceso (Jamadar et al., 2025).
En un entorno natural, el cuerpo responde a la constancia y el esfuerzo: la dopamina se libera ante la anticipación del logro, no solo ante el resultado.
Pero con el uso crónico de farmacología, el circuito mesolímbico se vuelve más exigente, menos sensible al estímulo natural, y aparece el fenómeno de blunting reward: lo que antes motivaba, ya no genera placer. Lo que antes valía, ya no emociona, y el esfuerzo deja de tener sentido, porque el cerebro ha aprendido que hay una vía más rápida, más intensa, más segura: la química.
Esto no es solo un cambio funcional, es un reentrenamiento cerebral.
Y por eso muchas personas que han usado farmacología tienen luego dificultades para disfrutar del entrenamiento cuando se retiran del dopaje. No han aprendido a disfrutar el proceso, solo el resultado.
Además, el dopaje puede inducir cambios en los sistemas serotoninérgico, dopaminérgico y GABAérgico, aumentando el riesgo de trastornos del estado de ánimo, irritabilidad, dependencia emocional del físico o incluso síntomas depresivos (Gruber & Pope, 2000; Kanayama et al., 2021).
Porque cuando lo que sientes ya no depende de lo que haces, sino de lo que tomas, has perdido el control sobre tu propio sistema de motivación.
En cambio, el culturismo natural refuerza la autorregulación, potencia la satisfacción por el progreso real, y mantiene la sensibilidad del sistema de recompensa ante los estímulos propios del esfuerzo bien hecho. No es solo salud física, es integridad neuroemocional.
Dopaje encubierto y daño psicológico en mujeres
Compararse con físicos dopados sin saberlo genera disforia corporal, frustración, estrés y conductas de riesgo, especialmente en mujeres (Devries et al., 2023).
Y lo peor es que muchas de esas imágenes se venden como “natural” o como el resultado de “disciplina”, y queremos conseguir esas formas…
Fraude dentro del entorno natural
Muchos que compiten en entornos “naturales” no lo son, pero estamos en una sociedad en el que importa más lo que ponga en el cabecero de instagram que la verdad, y siempre intentan colarse, ganar medallas… Y esto no solo desacredita al deportista honesto, sino que rompe la confianza en todo el sistema.
Culturismo natural y el ejemplo que dejas: maternidad, paternidad y responsabilidad
El cuerpo que eliges construir refleja mucho más que un objetivo estético. Refleja tus decisiones, tus límites, tus prioridades y también tu forma de entender el deporte, la salud y el esfuerzo.
Y cuando tienes hijos, alumnas jóvenes o personas que te admiran, todo eso deja huella, desde muy temprano; porque no basta con educar en la adolescencia. La imagen corporal, la idea de esfuerzo y la relación con el cuerpo se empiezan a formar en la infancia, a través del entorno: lo que el niño ve en casa, lo que se celebra, lo que se calla y lo que se normaliza.
El entorno educa más que cualquier discurso, y si ese entorno transmite que el físico vale más que la salud, que los resultados deben ser inmediatos o que la química es parte del proceso, el niño lo interioriza como normal. No solo imita cuerpos, imita conductas, aprende que su cuerpo natural no es suficiente, que avanzar despacio es un problema, que lo importante es destacar, no construir de verdad, y que si algo no se consigue rápido, lo lógico es buscar un atajo.
Muchos adolescentes acaban recurriendo a SARMs, anabolizantes o estimulantes porque han crecido en entornos donde lo artificial estaba presente, aunque no se dijera en voz alta.
Y cuando los adultos a su alrededor no frenan, no advierten, no orientan, el daño ya no es solo físico. Es una renuncia a educar con coherencia. Como madre, como padre, como profesional, tu ejemplo no es neutro.
Tu cuerpo, tu forma de entrenar, tus decisiones… modelan su forma de ver el suyo.
Y, por supuesto, si ves que tu hijo está haciendo uso de sustancias dopantes, no puedes mirar hacia otro lado. Igual que no le permitirías drogarse, fumar a escondidas o engancharse a otro tipo de adicciones, no puedes tolerar el uso de esteroides, SARMs o estimulantes sin intervenir. Porque el dopaje también es una droga. No se trata solo de una necesidad emocional.
Engancha a nivel fisiológico, genera dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y alteraciones duraderas en los circuitos dopaminérgicos y serotoninérgicos, similares a las observadas en consumidores de cocaína, anfetaminas o alcohol (Kanayama et al., 2009; Piacentino et al., 2017; Ip & Cheung, 2021).
El uso continuado de esteroides anabolizantes se asocia a síntomas de abstinencia, ansiedad, agresividad, depresión severa e incluso ideación suicida al cesar su consumo, especialmente en usuarios jóvenes y sin seguimiento médico (Brower, 2002; Pope et al., 2014).
Y cuanto antes se inicia, mayor es el riesgo, el cerebro adolescente es especialmente vulnerable a la disrupción endocrina y neuroquímica, con impactos duraderos en conducta, motivación, regulación emocional y riesgo de trastornos mentales en la edad adulta (Nieschlag et al., 2021; Frati et al., 2015).
Mirar hacia otro lado no es proteger. Es permitir que el cuerpo y la mente de tu hijo se destruyan bajo tu silencio.
¿Por qué elegir el camino difícil? Porque es el único real
El culturismo natural no es para todos. No vende, no es inmediato, no tiene un atajo. Requiere ciencia, estrategia, años de constancia y sobre todo valores. Pero cuando lo eliges de verdad, no hay vacío. Lo que construyes, te pertenece.
No desaparece apenas si te lesionas, no se desmorona si paras un mes, no depende de un vial ni de un protocolo oculto.
Porque, ¿para qué quieres un Ferrari si es alquilado? Si no es tuyo, si no lo puedes mantener, si se cae sin ayudas, ¿realmente lo lograste tú?
El físico natural no es un físico menor, todo lo contrario, es uno de valor real. Es uno que se mantiene sin romperte, que responde sin traicionarte, que avanza sin esconder nada. Es uno que se construye con tu propio esfuerzo, tu propio sistema hormonal y tus propios límites…Y eso, en un mundo que premia lo falso, tiene un valor inmenso.
Quizá no sea el camino más popular, pero es el único en el que puedes mirar atrás, ver el recorrido completo y decir: «ostras! Todo esto lo hice yo, sigue aquí, conmigo. Sin trampas, ni deuda, ni daño.”
Mi lugar como preparadora: natural, honesta, coherente
Por eso, como preparadora, solo trabajo con personas naturales que comparten mis principios y valores.
No me interesa acompañar a quien banaliza el dopaje, a quien no tiene un criterio claro o podría recurrir a la química en cualquier momento.
Necesito que haya respeto hacia el cuerpo, hacia el proceso y hacia la salud.
Y muchas veces he tenido que decirlo con claridad: “No te puedo llevar hasta ahí, porque eso no es conseguible de manera natural.”
Y sí, lo he dicho. Porque mi trabajo también es saber cuándo parar, cuándo proteger, cuándo decir la verdad aunque no guste. Cada profesional tiene su criterio. Este es el mío.
Referencias:
- De Souza, M. J., et al. (2021). Beyond the Female Athlete Triad: Relative Energy Deficiency in Sport (RED-S). Int. J. Sport Nutr. Exerc. Metab., 31(2), 1–16.
- Mountjoy, M., et al. (2018). IOC Consensus Statement on RED-S. Br. J. Sports Med., 52(11), 687–697.
- Slater, J., & Phillips, S. M. (2011). Nutrition for strength sports. J. Sports Sci., 29(sup1), S67–S77.
- Hackney, A. C. (2020). Exercise and the Endocrine System. CRC Press.
- Elliot-Sale, K. J., et al. (2021). Hormonal considerations for female athletes. Eur. J. Sport Sci., 21(2), 1–16.
- Tenforde, A. S., & Barrack, M. T. (2016). Nutrition and the female athlete. Clin. Sports Med., 35(3), 453–471.
- Melin, A., et al. (2015). Energy availability and the menstrual cycle. Curr. Opin. Clin. Nutr. Metab. Care, 18(6), 555–562.
- World Anti-Doping Agency. (2024). Prohibited List.
- Jamadar, S. D., et al. (2025). Dopaminergic costs of cognitive reward blunting. NeuroImage, in press.
- Devries, M. C., et al. (2023). Social media and female body image in fitness culture. J. Behav. Health, 12(4), 299–314.
- Lucidi, F., et al. (2022). Parental influence and adolescent doping. Substance Use & Misuse, 57(5), 655–662.
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